Ecosistemas terrestres

Base de la conservación de la biodiversidad

Los ecosistemas terrestres nos proporcionan materias primas, agua y oxígeno. Pero, más allá de ser el sustento de la vida en nuestro planeta, regulan procesos ecológicos como la regulación del clima, la purificación del aire y el agua o la formación del suelo. Son fundamentales ante desafíos como el cambio climático, y en los últimos años su preservación ha cobrado especial importancia. ¿Quieres saber más sobre ellos? Te contamos sus características, el porqué de su importancia y algunas iniciativas para su conservación.

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¿Qué son los ecosistemas terrestres?

Los ecosistemas terrestres son, como su nombre indica, sistemas formados por animales, plantas y microorganismos, ubicados en áreas naturales presentes en la superficie terrestre que proporcionan unas características únicas propicias para la vida de esas especies. La flora, la fauna, los factores climáticos de ese ecosistema y las condiciones de ese lugar, como la temperatura, la humedad y la altitud, se combinan en un equilibrio que permite el mantenimiento de la vida.

Los ecosistemas terrestres van desde los bosques, selvas o praderas hasta la tundra o el desierto. Durante millones de años, los organismos se han adaptado a las condiciones de cada entorno natural para sobrevivir y dar lugar a los ecosistemas más dispares, desde los más amables a los más extremos.

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Características e importancia de los ecosistemas terrestres

Todos los ecosistemas terrestres poseen ciertas características comunes que los convierten en fundamentales para la conservación de la vida en nuestro planeta. Para empezar, proporcionan los recursos necesarios para la supervivencia de las distintas especies, ya que facilitan alimento, agua, refugio y las condiciones imprescindibles para la reproducción de la flora y la fauna. Además, existe una interacción compleja y un equilibrio entre las distintas especies que son las que facilitan la preservación del ecosistema y de su biodiversidad.

Más allá de su propio entorno, los ecosistemas son responsables de procesos ecológicos que son fundamentales para el mantenimiento de las condiciones de vida en nuestro planeta. Por ejemplo, los humedales ayudan a purificar el agua y a reducir su contaminación, al actuar como filtros. Y los bosques absorben grandes cantidades de dióxido de carbono (CO₂), uno de los principales gases de efecto invernadero, por lo que tienen un papel determinante en la eliminación de la contaminación de la atmósfera y en la regulación del clima.

Ejemplos de ecosistemas terrestres

Los ecosistemas terrestres son tan diversos como lo es la vida en la Tierra. Estos son solo algunos de los principales ecosistemas terrestres:

  1. Bosques.
    Por su papel en la regulación del clima, en el almacenaje de grandes cantidades de CO₂ y por la grandísima biodiversidad que albergan (millones de especies de plantas, animales y microorganismos, muchas de las cuales no se encuentran en ningún otro lugar del mundo), los bosques son uno de los ecosistemas terrestres más relevantes del planeta. Existen diferentes tipos de bosques en función de las características geográficas, climáticas y biológicas.
    Una de sus funciones clave es la de absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno a través de la fotosíntesis, lo que contribuye a regular la temperatura y mejorar la calidad del aire. Pero, además, regulan el ciclo del agua y el flujo de los ríos, evitan la erosión del suelo y actúan como barreras naturales que previenen ante inundaciones. Los bosques son, en definitiva, unos de los ecosistemas más importantes para la salud de nuestro planeta.
  2. Praderas.
    Las praderas son ecosistemas muy importantes para la agricultura y la ganadería, ayudan a evitar la erosión del terreno y a mantener el equilibrio del suelo. Están formados por pastos y plantas herbáceas y albergan una gran biodiversidad, que incluye desde grandes herbívoros hasta pequeños mamíferos.
  3. Humedales terrestres.
    Pantanos, marismas y turberas son ejemplos de humedales terrestres, unos ecosistemas que facilitan la purificación del agua. Son muy ricos en biodiversidad y son el hábitat de especies acuáticas y de multitud de aves migratorias.
  4. Desiertos.
    Estos ecosistemas terrestres con climatología extrema albergan también especies que se han adaptado a las bajas precipitaciones y las temperaturas extremas, como los reptiles y los cactus. 
  5. Tundras.
    La tundra, este ecosistema terrestre con suelos congelados (permafrost) y temperaturas extremadamente bajas, es el hábitat de especies como el caribú y el zorro ártico.

Repsol y los ecosistemas terrestres

Cada vez cobra más importancia la necesidad de preservar nuestros ecosistemas terrestres, tanto para asegurar la preservación de la biodiversidad en nuestro planeta como por los procesos ecológicos que realizan. A través de Fundación Repsol, nuestra compañía se ha implicado desde hace años en la conservación y restauración de los ecosistemas terrestres mediante iniciativas enfocadas en la reforestación y la prevención de la deforestación, que buscan disminuir la huella de carbono y promover la sostenibilidad y la recuperación de áreas naturales degradadas.

Una de estas iniciativas es el Proyecto Motor Verde, orientada a la conservación y mejora de los ecosistemas terrestres. Este proyecto tiene como objetivo impulsar la reforestación en distintas regiones de España, plantando árboles y recuperando áreas naturales, con lo que no solo se mejora la calidad del aire sino que se contribuye a la captura de carbono y la consecuente reducción de CO2

Otra iniciativa es el Proyecto de Páramos y Bosques de Repsol cuyo objetivo es la protección de áreas boscosas y de páramos donde la tala indiscriminada y la deforestación amenazan estos importantes ecosistemas. A través de este proyecto trabajamos en la preservación de la biodiversidad y en la prevención de la destrucción de bosques, que son esenciales para la regulación del clima y la conservación de la biodiversidad. La iniciativa también incluye la educación de las comunidades locales sobre la importancia de preservar los recursos forestales impulsando la reducción de la tala ilegal y promoviendo la sostenibilidad a largo plazo.