¿Qué es el networking?
Cómo impulsar las relaciones profesionales
¿Qué es la cultura organizacional?
El alma de las empresas
La cultura organizacional puede impulsar el éxito empresarial y definirla adecuadamente es clave para marcar la diferencia en el panorama corporativo actual.
Las empresas están vivas. Y no solo porque con el tiempo diversifiquen sus operaciones o las actividades que realicen adquieran una mayor o menor relevancia. Su capital humano, sus valores o su propósito hacen de ellas organismos complejos, cuyo éxito está estrechamente relacionado con su capacidad para definir una cultura empresarial adecuada.
Si tenemos en cuenta que la cultura organizacional marca la identidad de la organización en su conjunto, su importancia a la hora de impulsar el éxito de una compañía es un factor a tener muy presente.
¿Qué es la cultura organizacional de una empresa?
La cultura organizacional de una empresa es ese tejido conectivo que une los valores, creencias y comportamientos de una organización, definiendo su identidad. Desde influir en la toma de decisiones estratégicas hasta afectar al día a día del equipo de personas de la entidad, son muchos los aspectos en los que, en mayor o menor medida, se revela la cultura corporativa.
Se trata de un concepto complejo que pone en valor la esencia misma de la empresa, moldeada por su historia, liderazgo, estructura, procesos, el entorno en el que opera… En el centro de esa cultura empresarial se encuentra la forma en que la organización se percibe a sí misma, cómo interactúa con su entorno y cómo aborda los desafíos internos y externos. Los valores, las normas y las prácticas propias de la organización son tres de las características básicas de toda cultura corporativa. Es un sistema intangible que, sin embargo, influye en cada aspecto de la vida organizacional.
Tipos de cultura organizacional
Cada empresa define su propia cultura corporativa en base a su misión, valores, propósito… Sin embargo, existen rasgos comunes que permiten distinguir diferentes tipos de cultura organizacional. El psicólogo Roger Harrison, por ejemplo, establece cuatro categorías:
La competitividad es el eje principal de este tipo de cultura corporativa que busca el liderazgo empresarial. La toma de decisiones suele ser centralizada y las estructuras jerárquicas son muy marcadas. Además, el éxito personal y la competencia también están presentes en el día a día de la empresa lo que, a la larga, puede ocasionar conflictos en el equipo.
El enfoque principal de este tipo de cultura organizacional está en la consecución de metas y objetivos. Se valora la eficacia, la eficiencia y el rendimiento individual y empresarial. Además, la innovación y la adaptabilidad pueden ser prioritarias en la búsqueda de la excelencia y el éxito en el mercado.
En una cultura organizacional orientada a las normas, se enfatiza el cumplimiento de reglas y procedimientos establecidos. Se valoran la estandarización de procesos y la consistencia en la ejecución de tareas. Existe una fuerte orientación hacia la conformidad y el seguimiento de las políticas de la organización.
La toma de decisiones puede basarse en criterios predefinidos y la comunicación tiende a ser formal y estructurada. La estabilidad y la predictibilidad son aspectos importantes en este tipo de cultura corporativa.
El bienestar y el desarrollo personal del equipo humano se sitúa en el centro de la cultura organizacional de una empresa orientada a las personas. El fomento de la creatividad, la motivación, las relaciones interpersonales, el trabajo en equipo y la colaboración están muy presentes en este tipo de empresas en las que los líderes suelen ser accesibles y empáticos, promoviendo un ambiente de trabajo inclusivo y de apoyo mutuo. En definitiva, se apuesta por el crecimiento y el desarrollo personal, y se valora la satisfacción y el compromiso del equipo.
La clasificación de Harrison es una de las más populares, aunque la literatura académica y empresarial está llena de ejemplos identificados por otros expertos en gestión, teoría y desarrollo organizacional. En todo caso, cada tipo de cultura organizacional tiene sus propias características distintivas y puede ser más o menos adecuado según el contexto y los objetivos de la organización.
Trabaja en Repsol
Únete a nuestro equipo y trabaja con nosotros en un empleo en el que formarte y desarrollarte como profesional.
4 consejos para definir una cultura empresarial exitosa
Una cultura empresarial exitosa implica crear un ambiente de trabajo que promueva el rendimiento, el sentimiento de pertenencia a través del compromiso de todos y el logro de los objetivos organizacionales. ¿Cómo conseguirlo? Aquí van algunas ideas:
Importancia de la cultura organizacional
La cultura organizacional es el alma de una empresa y un factor determinante de su éxito a largo plazo. De hecho, definirla con claridad puede tener beneficios tanto a nivel interno como externo. Para empezar, es clave desde el punto de vista de la reputación entre clientes, proveedores y comunidad en general. Las organizaciones con una cultura corporativa sólida suelen ser percibidas como éticas, responsables y fiables, tres características que, además, pueden generar una ventaja competitiva en el mercado.
Pero más allá de la proyección hacia el exterior, la cultura organizacional de la empresa fomenta un sentimiento de pertenencia que brinda estabilidad interna. Cuando las personas se sienten identificadas con los valores y el propósito de la organización, además de valoradas y respetadas, tienden a ser más comprometidas y productivas. La cultura empresarial se convierte así en un factor clave para la atracción y fidelización del talento, pero también para el impulso de la innovación y la creatividad.
Repsol y su cultura
Eficiencia, respeto, anticipación y generación de valor son cuatro de los pilares que conforman la cultura organizacional de Repsol, una esencia en constante evolución que también incluye otros valores como la integridad, la responsabilidad, la flexibilidad, la transparencia o la innovación.
El punto de partida está claro, pero son las personas y la propia organización las que definen una cultura empresarial en la que convergen flexibilidad y compromiso, emprendimiento e inspiración. La orientación a los resultados comparte protagonismo con un ambiente colaborativo en el que la visión y valores comunes de todo el equipo define el ADN de la organización. En esta línea, la cultura organizacional de la empresa marca el camino promoviendo, por ejemplo, que se participe en la innovación, se optimice la comunicación interna de los empleados para aportar ideas, el intercambio de información o las sinergias entre departamentos.