¿Qué es el Smart Working?
Expandiendo las posibilidades laborales
Metodología agile
Cómo hacer del cambio una oportunidad
Los entornos laborales están en constante evolución. Esa volatilidad hace de la capacidad de adaptarse a los cambios un factor diferenciador. Tanto es así que esa adaptabilidad resulta clave para el éxito de cualquier proyecto en empresas de todo tipo de sectores.
La metodología agile aboga por un enfoque basado en la flexibilidad y la respuesta inmediata como pilares para enfrentar las complejidades del entorno laboral actual. A partir de ahí, se articula una de las metodologías de gestión de proyectos más populares de las últimas décadas.
¿Qué son las metodologías agiles?
La metodología agile parte de la idea de que el cambio es natural en todo lo que hacemos. En lugar de resistirlo, se abraza y se utiliza como una ventaja competitiva. Se trata, por tanto, de un sistema de trabajo o conjunto de técnicas de gestión de proyectos centrados en la flexibilidad y la adaptabilidad. El trabajo se organiza y reparte entre diferentes equipos multidisciplinares, un enfoque que permite a las organizaciones ser más rápidas y responder de manera más eficiente a las necesidades de sus clientes.
Para entender qué son las metodologías ágiles es interesante saber de dónde vienen. Aunque hay distintas versiones sobre el momento exacto en el que surgieron, no fue hasta 2001 cuando 17 expertos en el desarrollo de software, reunidos en la estación de esquí de Snowbird, en las montañas de Utah (EE. UU.), suscribieron el Manifiesto Ágil. El documento acuñaba por primera vez el término y, frente a los modelos tradicionales -que seguían estructuras excesivamente rígidas y procesos lineales, alejados de las necesidades reales de los clientes- abogaba por cuatro valores fundamentales que hoy inspiran las principales metodologías de gestión de proyectos y, además, sentaron las bases de la propia metodología ágil.
La importancia de las personas y sus interacciones sobre los procesos y herramientas. Un software de trabajo frente a una documentación exhaustiva. La colaboración con el cliente a lo largo de todo el proceso. Y, finalmente, la adaptabilidad o capacidad de responder ante los cambios e imprevistos. Estas cuatro claves fueron el punto de partida de la metodología agile, una filosofía que si bien dio sus primeros pasos en el mundo del software, tras más de dos décadas de desarrollo, ha constatado su éxito en la aplicación a proyectos de todo tipo.
Descargar infografía completa
Introduce tu correo y te enviaremos un link de descarga.
Por favor, revisa tu bandeja de entrada de .
No olvides comprobar antes tu carpeta de spam.
Ventajas de la metodología agile
En el corazón de la metodología ágil se encuentra la capacidad de responder rápidamente a los cambios en los requisitos de un proyecto, priorizando la colaboración, la comunicación constante y la entrega progresiva o incremental. Ese cambio de paradigma supone romper con la rigidez de los enfoques tradicionales y adoptar una visión más pragmática que se ajuste a la dinámica del entorno laboral actual proporcionando, además, una serie de beneficios al proceso.
Una de las principales ventajas de la metodología agile radica en su adaptabilidad a las condiciones del trabajo en tiempo real. A medida que las demandas y prioridades cambian, los equipos ágiles pueden ajustar su enfoque de manera eficiente, manteniendo la calidad y la eficacia en cada fase del proyecto, lo que suele traducirse en una mayor satisfacción del cliente.
La flexibilidad es otro de los pilares de la metodología ágil. Los equipos ágiles pueden reorganizar sus tareas y prioridades en función de las necesidades cambiantes del proyecto. Esta flexibilidad permite una respuesta inmediata a los desafíos que supone reorganizar las prioridades o encontrar errores, lo que se traduce en una mayor eficiencia frente a situaciones imprevistas.
Otra ventaja de estas metodologías de gestión de proyectos es el enfoque en la mejora continua. A través de la retroalimentación constante y la reflexión después de cada iteración del proyecto, los equipos ágiles tienen la oportunidad de aprender de sus experiencias y aplicar ajustes para optimizar su desempeño. Este ciclo de mejora continua contribuye a la evolución constante del proyecto y garantiza que se esté trabajando de la manera más efectiva posible.
La transparencia está presente en todo proyecto que aplique una metodología ágil y es que, la estrecha interacción entre el equipo y el cliente es una constante. Este último puede participar del desarrollo del proyecto y conocer los resultados de una manera más sencilla en cualquier momento.
Trabaja en Repsol
Únete a nuestro equipo y descubre un empleo en el que formarte y desarrollarte como profesional.
Los 12 principios de la metodología ágil en el trabajo
Poner a las personas e interacciones por encima de procesos y herramientas, el software funcionando en lugar de una exhaustiva documentación, mantener una colaboración con el cliente durante todo el proceso y mostrar adaptabilidad ante los cambios e imprevistos son los cuatro valores que inspiran la metodología Agile.
Pero esos pilares se desarrollan a través de un conjunto de principios que actúan como guía para la gestión de proyectos de manera flexible, autónoma y eficaz y que tienen aplicación práctica más allá del universo del desarrollo de software:
En una empresa como Repsol, la aplicación de estos principios y, en definitiva de la metodología Agile, permite desarrollar proyectos digitales comprometidos con la transición energética. La mejora de la eficiencia en plantas o refinerías, gracias a software que hoy multiplican su capacidad de computación y predicción, es un buen ejemplo. Aunque la aplicación de estas metodologías de gestion de proyectos se evidencia también en las nuevas formas de trabajo y perfiles profesionales que permiten a la compañía desarrollar los valores que inspiran la filosofía agile.
En definitiva, la metodología ágil ha transformado la forma en que abordamos la gestión de proyectos en el entorno laboral con un enfoque basado en la adaptabilidad, la colaboración y la entrega incremental.
El proyecto de transformación digital de Repsol, pone en valor cómo la aplicación de metodologías de gestión de proyectos que sitúen a las personas y no al entorno en el centro, se traduce en organizaciones flexibles, colaborativas y orientadas a las necesidades de sus clientes. “Para extraer el máximo potencial de nuestros esfuerzos es necesario acompañar el cambio digital de un cambio cultural a lo largo y ancho de toda la organización”, explica Valero Marín, hoy director general de Cliente y miembro del Comité Ejecutivo.