El Consejo de Administración de Repsol ha analizado el papel de la compañía en la lucha contra el cambio climático y ha avanzado en su compromiso de liderar la transición energética, en consonancia con los objetivos de la Cumbre de París y los de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.
En este sentido, Repsol orientará su estrategia para ser una compañía con cero emisiones netas en el año 2050, lo que la convierte en la primera de su sector en fijar esta ambiciosa meta, que pretende limitar el calentamiento del planeta por debajo de los dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales.
Para alcanzar este objetivo, Repsol plantea nuevas metas de reducción de su indicador de intensidad de carbono sobre la base del año 2016: del 10% en 2025, del 20% en 2030 y del 40% en 2040, para avanzar hacia las cero emisiones netas de CO2 en el año 2050. Con los avances tecnológicos hoy previsibles, Repsol anticipa que se pueda alcanzar al menos el 70% de reducción de emisiones netas para ese año y la compañía se compromete a aplicar las mejores tecnologías para elevar esta cifra, incluyendo la captura, utilización y almacenamiento de CO2. Adicionalmente, en caso de que ello no fuera suficiente, Repsol compensará emisiones mediante reforestación y otras soluciones climáticas naturales para alcanzar cero emisiones netas en 2050.
Estos objetivos servirán de base para el Plan Estratégico 2021-2025, que se presentará al mercado y a los inversores en la primera mitad de 2020.
En línea con esta nueva orientación estratégica y en un contexto definido por nuevas dinámicas de los mercados de petróleo y gas y políticas públicas orientadas a la descarbonización de la economía, Repsol ha revisado las principales hipótesis para la evaluación de sus inversiones, asumiendo un escenario compatible con los objetivos climáticos del Acuerdo de París y de Naciones Unidas.
Como consecuencia de la aplicación de este nuevo escenario, Repsol prevé que, en los estados financieros de 2019, se ajustará el valor contable de algunos activos, con un impacto estimado de unos 4.800 millones de euros después de impuestos. Este ajuste contable minorará los resultados específicos de 2019, pero no tendrá efecto en la generación de caja ni afectará a la anunciada propuesta de aumento de retribución a los accionistas.
La generación de caja de las operaciones en 2019, que aumentó un 22% a septiembre respecto al mismo periodo de 2018, permitirá alcanzar una retribución a los accionistas de un euro por acción, formular la propuesta a la próxima Junta General de Accionistas de amortizar un 5% del capital social (adicional a las amortizaciones de las acciones emitidas en los programas de dividendo flexible) y plantear más recompras y amortizaciones de acciones propias cuando los excesos de caja no se apliquen a corto plazo a oportunidades de inversión con la rentabilidad exigida. La política retributiva de Repsol se encuentra entre las más atractivas de la bolsa española y de su sector a nivel mundial.
Según el Consejero Delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, “estamos convencidos de que debemos fijarnos objetivos más ambiciosos en la lucha contra el cambio climático. Creemos que el momento para Repsol es ahora. Lo hacemos con la plena confianza de estar apostando por el futuro. Solo abordando con claridad estratégica los grandes retos que tenemos ante nosotros podremos convertirlos en oportunidades. Estamos convencidos de que ello refuerza nuestro proyecto, atrayente, sostenible y rentable para todos nuestros stakeholders”.
La determinación y claridad estratégica de Repsol en el avance hacia la descarbonización se refleja en el impulso de los proyectos asociados a la transición energética. En este sentido, la compañía incrementa en 3.000 MW su objetivo de capacidad de generación de electricidad baja en carbono, hasta los 7.500 MW en 2025, e inicia su expansión en otros mercados para convertirse en un actor internacional relevante en energías renovables.
Repsol cuenta en la actualidad con 2.952 MW en operación y 1.083 MW en desarrollo, y el Consejo de Administración ha aprobado nuevas inversiones para incorporar y construir dos proyectos fotovoltaicos y uno eólico por un total de 1.600 MW adicionales. Con estos proyectos, la cartera de generación baja en carbono alcanza los 5.600 MW.
En el área de Upstream, para alcanzar los objetivos previstos, Repsol orientará su cartera de activos al cumplimiento del Acuerdo de París, lo que implica priorizar la generación de valor sobre el crecimiento de la producción, manteniendo como eje estratégico del negocio la flexibilidad, poniendo el foco en la rotación y mejora del portafolio de activos y en la generación de caja.
Esta perspectiva se traduce en una estrategia de equilibrio de las reservas de gas y petróleo, con una visión del gas como energía para la transición energética, y teniendo en cuenta también el papel activo que el petróleo debe jugar en un mundo más descarbonizado.
Para evaluar cada una de las decisiones futuras de exploración o producción, la compañía asume una curva de precios del petróleo y del gas compatible con el Acuerdo de París y el escenario por debajo de los 2ºC de temperatura.
En los negocios industriales, Repsol aumenta su objetivo de descarbonización, con especial foco en refino, con una reducción adicional de emisiones directas del 25% para 2025. Esta reducción se suma al recorte del 23% de las emisiones de CO2 entre 2010 y 2017.
Repsol pondrá foco en la economía circular como herramienta para el uso eficiente de los recursos, y duplicará la producción de biocombustibles de alta calidad procedentes de aceites vegetales (HVO), hasta las 600.000 toneladas al año en 2030, de los que la mitad se producirán antes de 2025 a partir de residuos.
Por otro lado, Repsol integrará energías renovables en las operaciones de refino mediante la producción de hidrógeno verde y el uso de electricidad de origen renovable para sus procesos industriales.
El negocio químico de la compañía también contribuirá con determinación a una economía más descarbonizada. Repsol apuesta por una química eficiente en su proceso industrial y orientada a la economía circular, con la ambición de alcanzar un 20% de contenido reciclado en el total de sus poliolefinas para el año 2030.
Los productos petroquímicos, presentes en la mayor parte de nuestra vida diaria, tienen un papel protagonista en un escenario económico de menor intensidad de carbono. Entre sus ventajas y aplicaciones se encuentran, entre otros, la reducción del peso de los materiales y su contribución al menor consumo de energía en la movilidad, el aislamiento de hogares y edificios, que contribuye a una mayor eficiencia energética, mejorar las condiciones de conservación de los alimentos y ofrecer productos más avanzados para usos sanitarios y hospitalarios. En consecuencia, se espera una demanda mundial creciente de productos petroquímicos, que aumente un 30% hasta 2030 y un 40% hasta 2050.
Repsol profundizará en su estrategia como proveedor multienergético centrado en el cliente, con una propuesta de valor integrada, con servicio diferenciado y una apuesta por la digitalización para facilitarle su gestión diaria.
La compañía avanzará en el despliegue de puntos de recarga eléctrica, autogas, gas natural comprimido y gas natural licuado en las estaciones de servicio y seguirá complementando su oferta eléctrica con servicios de alto valor alineados con la senda de descarbonización, como la autogeneración renovable.
Asumir el alineamiento con los objetivos del Acuerdo de París y el compromiso de descarbonización tiene un impacto integral en los criterios y procesos de gestión de la compañía, en la estrategia de los negocios y en la evaluación de inversiones.
Respecto a esto último, Repsol analizará en cada una de sus inversiones su alineamiento con el Acuerdo de París, por lo que cada inversión significativa se acompañará de un informe, elaborado por el área de Sostenibilidad, que garantice dicho alineamiento.
Además, Repsol ha actualizado la senda interna de precios de CO2 que orientará sus inversiones, partiendo de 25 dólares/tonelada en 2018, con un incremento hasta 40 dólares/tonelada en 2025. También se establece un crecimiento adicional a partir de este año, hasta alcanzar los 70 dólares/tonelada en 2040 para los activos de refino, química, gas y electricidad, con lo que se favorecen las inversiones en energías renovables, eficiencia energética y economía circular.
Para reforzar el compromiso de la organización con estas metas, Repsol vinculará al menos el 40% de la retribución variable a largo plazo de sus directivos y líderes, incluidos el Consejero Delegado y los miembros de la Alta Dirección, a objetivos que dirijan a la compañía a cumplir con el Acuerdo de París y, por tanto, a su progresiva descarbonización.
El compromiso de Repsol con la sostenibilidad ha sido constante a lo largo de los últimos 25 años. Fue la primera compañía del sector que apoyó el Protocolo de Kioto y que ahora refuerza su ambición de descarbonización con el objetivo de ser una compañía de cero emisiones netas en 2050.
La creación de un indicador interno de Intensidad de Carbono con motivo de la actualización del Plan Estratégico 2018-2020 permitió fijar objetivos de reducción de emisiones con una meta de disminuir dicho indicador en un 40% para el año 2040 sobre la base de 2016. De esta forma Repsol avanzó en su alineamiento estratégico con el Acuerdo de París y la senda de limitar el aumento de la temperatura por debajo de los 2ºC respecto a los niveles preindustriales. Esta decisión ha contado con el reconocimiento de inversores socialmente responsables, que la han situado como líder de su sector en la lucha contra el cambio climático. Este tipo de inversores, conocidos como ESG (Medioambiente, Social y Gobernanza, por sus siglas en inglés), representan un 15% del total del capital social de la compañía y un 30% del total del accionariado institucional.
En 2019, Transition Pathway Initiative (TPI), una asociación que reúne a 50 de los mayores inversores internacionales que gestiona una cartera de activos de más de 15 billones de dólares, reconoció a Repsol como una de las dos únicas compañías de su sector en el mundo con una estrategia compatible con los objetivos del Acuerdo de París.
Repsol trabaja con los inversores para fortalecer el alineamiento de su posición sobre el cambio climático con el Acuerdo de París. Como fruto de este trabajo, la iniciativa Climate Action 100+, que agrupa a más de 370 inversores internacionales que gestionan más 35 billones de dólares, ha reconocido recientemente sus esfuerzos en esta materia.
Standard & Poor’s sitúa a Repsol entre las compañías de su sector con una estrategia de sostenibilidad más avanzada y valora muy positivamente la diversificación de sus negocios y su firme compromiso con el Acuerdo de París.
Como parte de su compromiso en la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la economía, Repsol trabajará para que todas aquellas asociaciones e iniciativas en las que participe estén alineadas con el cumplimiento de los objetivos derivados del Acuerdo de París.
En 2020 la compañía publicará un informe con el análisis de dicho alineamiento en todas las asociaciones e iniciativas en las que participa, dándose de baja de todas aquellas que antes de la fecha de su publicación no hayan cesado en acciones o mensajes incompatibles con la lucha contra el cambio climático.