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Tecnología para luchar contra el cambio climático
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Las políticas de Repsol contra el cambio climático permitirán una reducción de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el año 2020 de más de un 25% respecto a las de 2005. Estas buenas prácticas han llevado a la compañía a ser invitada a la Oil&Gas Climate Initiative (OGCI), un proyecto de 10 grandes petroleras que suman la quinta parte de la producción mundial y que invertirán 1.000 millones de dólares en la próxima década para impulsar un salto de escala en las tecnologías para combatir el calentamiento global.

La OGCI centrará su trabajo colaborativo en el desarrollo de la captura y almacenamiento de CO2 y en el control de las emisiones de metano, áreas con un alto potencial para reducir emisiones y en las que la industria del petróleo puede aportar su conocimiento y experiencia.

Para Jaime Martín Juez, Director Corporativo de Tecnología y Negocios Emergentes de Repsol, se trata de "una iniciativa inédita porque es la primera vez que un grupo de compañías del sector de petróleo y gas da un paso adelante para ser parte de la solución, no un actor pasivo, y liderar el cambio tecnológico que permita alcanzar los objetivos asumidos en la cumbre de París (COP21)".



Texto 10 años

La OGCI quiere
lograr una
reducción
conjunta de sus
emisiones de una
gigatonelada
en 10 años

Video

Video – Jaime Martín Juez, Director Corporativo de Tecnología y Negocios Emergentes de Repsol

Texto Puerto Llano

Repsol investiga
en su complejo
industrial de
Puertollano cómo
utilizar el CO2
capturado para
fabricar plásticos

OGCI: 1.000 millones de dólares contra
el cambio climático

La OGCI está liderada por los consejeros delegados de las diez compañías, entre las que figuran gigantes del sector como Saudi Amraco, la china CNPC o todas las grandes europeas. ”No podemos esperar más si queremos que la temperatura global no supere a final de siglo los 2°C con respecto a la época preindustrial", afirma Jaime Martín.

La tendencia actual de emisiones GEI indica que se está lejos de ese objetivo y que será necesario un compromiso global muy firme para alcanzarlo. El sector de los hidrocarburos aporta, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), más de la mitad de la energía primaria que necesita la economía mundial y emite con sus operaciones en torno al 5% del total de gases GEI. El uso del petróleo y el gas en la generación de electricidad, el transporte o la industria representa otro 32%.

El esfuerzo de las compañías que integran la OCGI no es nuevo. En los últimos diez años han reducido sus emisiones alrededor de un 20% como promedio, pero "nuestra ambición es contribuir con una reducción adicional de una gigatonelada (Gt) en la próxima década".

"No se trata de una declaración de intenciones, queremos un cambio real", continúa Martín, y para ello la OGCI ha comprometido una inversión de 1.000 millones de dólares en tecnologías frontera, que se sumarán a los programas de reducción que ya realiza cada compañía. "Nos gustaría sembrar la semilla de una mayor inversión en toda la cadena de valor del sector y en otros", que incluya el apoyo a star-ups tecnológicas para incubar soluciones a largo plazo.


Ilustración gota

Repsol, una trayectoria consistente

Repsol, que ya fue la primera compañía de oil&gas del mundo en hacer público su apoyo al protocolo de Kyoto, accede a este club contra el cambio climático avalada por la transparencia y los resultados de sus programas de eficiencia energética, puestos en marcha hace más de diez años. Sobre un inventario de emisiones de 20 millones de toneladas de CO2e, "vamos a reducir del orden de 6 millones para 2020".

Un compromiso que se traduce en una inversión de 500 millones de euros y se desglosa anualmente en 150 acciones concretas de integración energética, optimización de consumos o el ahorro de 380 kilotoneladas de CO2 al año por la reutilización de los gases que antes se quemaban en antorcha.

Las medidas de eficiencia energética seguirán siendo la principal fuente de reducciones hasta mediados de siglo, "pero llegará un momento en que no podremos avanzar más sobre ellas y en el sector tendremos que apostar por desarrollos tecnológicos que tomen el relevo. Ser miembros de la OGCI nos permite compartir ese reto".

Repsol aporta a la OGCI su trabajo en áreas como la utilización del CO2 capturado para fabricar otros productos con más valor añadido, "una línea muy novedosa en donde somos pioneros". En una planta de demostración situada en Puertollano se investiga con desarrollos bastante avanzados para introducir el CO2 como materia prima en la producción de plásticos "y convertirlo en una solución en vez de un problema".

La compañía española también compartirá su experiencia en la formulación de combustibles eficientes asociados a motorizaciones muy diversas, un sector crucial porque el transporte consume una quinta parte de la energía primaria del mundo, un porcentaje que crecerá con el parque de vehículos.

Fotografía nubes
Texto CO2

"Queremos
que el panorama
de la Captura y
Almacenamiento
de CO2 cambie
radicalmente
en los próximos
5 años"





Texto 2000

Más de
2.000 millones
de personas
no tienen acceso
a energía
eléctrica. Hay
que solucionarlo
y conciliar
ese desarrollo
con la reducción
de emisiones

Impulso a la Captura y Almacenamiento de CO2

"La solución contra el cambio climático será tecnológica o no será", prosigue Martín, "y para ello tenemos que llevar a realidades industriales tecnologías todavía en fase de demostración", como la Captura y Almacenamiento de CO2 (CAC), sin cuyo concurso será muy difícil alcanzar el reto de los 2°C. Hoy hay 32 grandes proyectos de CAC en marcha en todo el mundo que muestran que es una alternativa viable y segura, pero su capacidad de almacenamiento, unos 46 millones de toneladas al año, todavía representa menos del 1% del volumen que la AIE estima será necesario.

"La OGCI puede funcionar muy bien como catalizador de estos esfuerzos" y sus expertos evalúan hasta 200 nuevas tecnologías con la aspiración de que en los próximos cinco años “el panorama cambie radicalmente" e industrias muy emisoras de CO2, como las centrales térmicas de carbón, tengan asociados los primeros proyectos de CAC.

Entre los obstáculos que hay que superar está la falta de un conocimiento más preciso sobre la capacidad de almacenamiento que existe en el planeta, por lo que la OGCI colabora en la elaboración de un atlas geológico que señale dónde contener con seguridad el CO2.

También es clave el incentivo económico, con un mercado de CO2 lo más global posible que premie a las empresas más eficientes. Hoy, el coste de almacenar una tonelada de CO2 ronda los 60-80 euros, mientras que en el mercado europeo del carbono la tonelada se paga a cinco o seis euros. "Tenemos que cerrar esa brecha y conseguir el apoyo de las Administraciones para que esta tecnología despegue".


Gas natural para un mix más limpio

Los miembros de la OGCI comparten asimismo su apuesta por el gas natural como un combustible central en la transición hacia un modelo energético más bajo en carbono. El gas es ya una alternativa muy sólida en campos como la generación eléctrica, donde emite la mitad que el carbón y es complementario tecnológicamente con las energías renovables. "En Repsol estamos bien posicionados para este cambio", con un portafolio donde el 65% de la producción y el 75% las reservas son de gas.

Esta apuesta "tiene un flanco sobre el que tenemos que trabajar: las emisiones de metano". La OIGC destinará un tercio de sus inversiones para progresar en la detección temprana y corrección de estas emisiones, que suelen ser pequeñas fugas distribuidas en ductos, tanques o válvulas; un desafío para el que se ensayan soluciones como la monitorización continua con drones equipados de cámaras infrarrojo.

Solo un esfuerzo global puede dar resultados en la lucha contra el cambio climático pero el sector del petróleo y el gas, "por la sofisticación de su cadena de valor y sus capacidades tecnológicas, es un actor fundamental para hacer posible una transición energética no abrupta. Todavía más de 2.000 millones de personas no tienen acceso a la energía eléctrica en el mundo. Eso hay que solucionarlo y conciliar ese desarrollo con la acción sin matices para reducir las emisiones", concluye Martín Juez.



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