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A sus 24 años, Marc Márquez se ha proclamado hoy Campeón del Mundo por sexta vez, la cuarta en la categoría reina del motociclismo. Su éxito se debe a su talento, a sus capacidades deportivas y a su determinación, pero también al trabajo en equipo, a la innovación y la tecnología que se aplica en una competición tan exigente como MotoGP.

El piloto es el que se sube a la moto, pero no corre solo. Está rodeado de un amplio equipo, un grupo de profesionales de diversas disciplinas que le permiten rodar a más de 300 kilómetros por hora en las rectas y alcanzar inclinaciones casi imposibles en las curvas (de hasta 68 grados). Entre ellos se encuentran 20 ingenieros de Honda y Repsol, que trabajan codo con codo desde hace más de 20 años para lograr la mejor combinación entre el motor, el carburante, el lubricante y todos los elementos, muchos de ellos derivados del petróleo, que componen una moto.


Unas 10.000 horas de trabajo

Durante la temporada, y en los meses previos de preparación, han sido necesarias centenares de pruebas y de ajustes. Entre entrenamientos y carreras, Marc Márquez ha recorrido unos 9.000 kilómetros en su honda RC213V, una distancia similar a la que hay entre Madrid y Pekín, antes de alcanzar, de nuevo, la gloria.

Los investigadores del Centro de Tecnología Repsol, situado en Móstoles (Madrid) y con 56.000 metros cuadrados de instalaciones y laboratorios, llevan trabajando desde mediados de los años 90 en la elaboración de los mejores carburantes y lubricantes a medida, en los que se aplican las tecnologías más vanguardistas. Este año han dedicado unas 10.000 horas al programa de competición.

“El desarrollo del motor, la gasolina y el aceite tienen que hacerse conjuntamente para obtener lo mejor de cada uno de ellos”, afirma Santiago Maroto, investigador del Centro de Tecnología Repsol. “Es la mejor forma de obtener el máximo rendimiento y la máxima eficacia. Sin este trabajo conjunto sería imposible ganar un Mundial”, añade.


Química sobre ruedas

Buena parte de los materiales que se utilizan en la fabricación de una moto única como la que pilota Marc Márquez son productos químicos. Desde el carenado a los neumáticos, pasando por el asiento, el guardabarros e incluso los adhesivos de los patrocinadores.

El polipropileno, el polietileno, las espumas de poliuretano o el caucho sintético de los distintos componentes que conforman la Honda RC213V permiten que ésta sea más ligera y sus elementos, más duraderos y cómodos.

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La innovación tecnológica ha hecho posible, por ejemplo, que los neumáticos puedan tener una duración 400 veces mayor que antaño y que sean más seguros. Lo mismo sucede con el casco del piloto, que ha mejorado su capacidad protectora gracias al uso de espuma de poliuretano.

Los plásticos también tienen un papel muy importante. Gracias a que son muy maleables, ayudan a la mejora de la aerodinámica de la moto, sobre todo en la parte del carenado, la cúpula y el colín, un aspecto clave en la carrera por arañar milésimas de segundo a los rivales.

Y en cuestión de estética, las pinturas, basadas en polioles, permiten que la moto luzca perfecta toda la temporada, a la vez que consiguen mejorar la resistencia a las agresiones externas, climatológicas e, incluso, mecánicas.


Prestaciones al límite

En un mundo en el que los grandes fabricantes de motos y las compañías energéticas ponen a trabajar a los mejores, competir ya es un reto en sí mismo. Pero además, la labor de estos investigadores se hace más compleja de año en año, porque los reglamentos que rigen los campeonatos se vuelven cada vez más exigentes, con la intención de aumentar la igualdad y la seguridad, además de limitar los costes.

En este contexto, los lubricantes también son fundamentales para asegurar la fiabilidad y la mejor puesta a punto para unos motores que alcanzan las 18.000 revoluciones por minuto. Y más cuando el reglamento de MotoGP ha ido reduciendo el número de motores que se pueden usar en cada temporada (siete este año).

En una competición en la que unas milésimas de segundo pueden marcar la diferencia, las pequeñas variaciones que se van introduciendo en la gasolina y el lubricante son tan sutiles que no todos los pilotos son capaces de detectarlas. Santiago Maroto asegura que “el piloto es una parte fundamental en el desarrollo, ya que tiene que ser capaz de percibir, calibrar y transmitir los cambios realizados en el conjunto motor-combustible-aceite”.


Unos 4.800 litros de aceite al año

Cada temporada, el diseño de los nuevos lubricantes comienza en un ordenador, con unas 200 simulaciones y otras tantas formulaciones que se fabrican a pequeña escala. Después, siguiendo un proceso de eliminación, se ensayan entre 40 y 60 en los motores del Centro de Tecnología Repsol, hasta que se da con dos o tres formulaciones que son enviadas al banco de pruebas del Honda R&D, que se encuentra en Saitama (Japón).

Una vez que el equipo da el visto bueno, se elabora el aceite escogido a gran escala en el mismo Centro de Tecnología Repsol. Para las motos del Repsol Honda de MotoGP, que pilotan Marc Márquez y Dani Pedrosa, se fabrican 4.800 litros anuales, tanto para el Mundial como para el desarrollo del motor, en las instalaciones de Honda en Japón. Lo mismo sucede con la gasolina, con 40.000 litros producidos al año.


De los circuitos a la calle

La actividad de Repsol está íntimamente ligada a la competición, sobre todo al Mundial de MotoGP, un banco de pruebas de máxima exigencia, que permite a la compañía testar en condiciones extremas los productos que al cabo de unos años pone al servicio de sus clientes.

“Lo más importante en temas de tecnología es poder trasladar todo el conocimiento desarrollado en competición a los productos que se comercializan en nuestras estaciones de servicio”, afirma Dolores Cárdenas, investigadora del Centro de Tecnología Repsol. De hecho, el mismo equipo de personas que trabaja para la alta competición también es el que diseña los combustibles y lubricantes que Repsol comercializa. De ahí que sea tan importante el aprendizaje que se obtiene en la competición. En 2016, Repsol invirtió en general 78 millones de euros en investigación y desarrollo de proyectos, y presentó 13 solicitudes de patentes.

Desde 1995, el trabajo conjunto y el conocimiento compartido por parte de investigadores y tecnólogos de Honda y Repsol, temporada tras temporada, ha servido para obtener el mejor palmarés de un equipo de motociclismo en la historia: 13 títulos individuales, más de 150 victorias y 400 podios en 500cc y MotoGP.

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