Esto fue ratificado por el testimonio que brindó el representante de los territorios locales e integrante del grupo de monitores, Vicente Ferreyra. Reconoció que durante los dos años que duró el proceso hubo momentos tensos y de discusión con la empresa, la que “respetó la posición de nuestro pueblo” y recordó que hubo fuertes llamadas de atención para empleados de las empresas contratistas, algunos de los cuales también fueron retirados. Incluso integrantes de las comunidades guaraníes, porque “no se puede permitir que ellos no cumplan con las reglas”.
Los resultados fueron positivos y más allá de los problemas circunstanciales que se registraron, se logró una coordinación en diferentes niveles y “hoy puedo decir que empezamos bien, terminamos bien”, dijo el dirigente quien destacó el respeto por el territorio y los usos y costumbres de la nación guaraní.
Diego Román, Director de la Unidad de Negocios de Bolivia destaca que el éxito en este proceso refleja la manera de actuar de nuestra compañía, enmarcada en políticas y normas que hacen énfasis en establecer relaciones de largo plazo con la comunidad y detectar y mitigar riesgos permanentemente, en un proceso de debida diligencia.
Marco Mendoza, uno de los autores del estudio, destaca el grado de participación de la comunidad guaraní y el respeto de la empresa hacia sus organizaciones representativas. “Aquí se ha demostrado que es posible un diálogo y que se puede trabajar dejando de lado la confrontación. Es un reconocimiento de los pueblos indígenas y hay que destacar la participación de la mujer en este proceso”, dijo. Además, está convencido de que este tipo de prácticas constituye un camino para la sostenibilidad empresarial.