En las refinerías, el crudo se precalienta en los intercambiadores de calor antes de su entrada en los hornos. Sin embargo, el paso constante de diversos tipos de fluidos motiva el progresivo ensuciamiento de estos equipos, que poco a poco ven reducida su capacidad para calentar el crudo. El resultado es que, cuando el crudo pasa a los hornos, es necesario gastar más energía para que alcance la temperatura requerida y continuar el proceso de destilación.
Este ensuciamiento de los intercambiadores de calor es un fenómeno común en las refinerías de todo el mundo, que obliga a estas instalaciones a consumir, según diversas fuentes, entre un 2% y un 3% más de energía, lo que equivale a un 0,25% del BIP de los países industrializados.
Es tal la magnitud del problema, que el Reino Unido desarrolló un programa a 3 años, con una inversión estimada de 15 millones de euros, para encontrar fórmulas que redujesen el impacto del fouling. Al mismo tiempo, universidades y centros de investigación trabajan en todo el mundo para saber por qué se produce y cómo se puede medir y prevenir.