El hidrógeno renovable, que se consigue mediante la electrólisis del agua con energía eólica o fotovoltaica, es otra de las soluciones que puede contribuir a reducir las emisiones de CO2 de la economía. España cuenta con una industria avanzada en materia tecnológica, lo que, a medio y largo plazo, le permitiría producir y consumir gran cantidad de este gas sostenible, que incluso podría exportar a sus socios europeos.
El objetivo de producción para 2030 que propone la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) ha pasado de 4 GW a 11 GW en tres años. Si se concretan las múltiples inversiones previstas, la Asociación Española del Hidrógeno calcula que se crearán 227.000 empleos en esta década. "Si hacemos una simple búsqueda en LinkedIn de ‘empleos hidrógeno España’, aparecen más de 1.000 ofertas de trabajo", comenta su Presidente, Javier Brey, para ilustrar la demanda de profesionales en un ámbito con diversas vertientes laborales, debido a que este gas sostenible se empleará tanto en la industria como en el sector residencial y el transporte. Y es un empleo no solo industrial. Bancos, aseguradoras o consultoras ya están fichando personas para participar en proyectos de hidrógeno renovable.
El desarrollo de este nuevo vector energético ofrecerá posibilidades de colocación no solo para quien acceda al mercado laboral. También será una oportunidad para que “muchas personas que están trabajando en sectores afines se reciclen y migren al hidrógeno. Por ejemplo, quien fábrica o instala tuberías de gas natural o de propano, seguro que aprende a montar y mantener las tuberías para la red de hidrógeno con sus características técnicas específicas. Como en todo negocio que se está desplegando, la formación continua de los trabajadores va a ser imprescindible".