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El primer paso de una andadura laboral
Todo sobre la inteligencia emocional
La llave de las emociones
La inteligencia emocional es una herramienta clave para nuestro equilibrio personal y profesional y es, además, un atributo cada vez más valorado por las empresas. En el campo laboral mejora la comunicación, la colaboración y la satisfacción en el trabajo. A nivel personal, nos ayuda a gestionar el estrés, a desarrollar relaciones saludables e incluso a generar nuevas neuronas en nuestro cerebro.
El concepto “inteligencia emocional” comenzó a hacerse popular en los años 90 a partir del ensayo del mismo nombre escrito por el psicólogo Daniel Goleman. Frente al coeficiente intelectual, que mide habilidades cognitivas, la inteligencia emocional evalúa cómo manejamos las emociones.
La inteligencia emocional es la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Según Goleman, la inteligencia emocional se divide en varias competencias clave:
En palabras de la psiquiatra Marian Rojas Estapé, la inteligencia emocional es “la capacidad para entender y expresar mis emociones, intentar entender lo que los demás sienten y ponerme en su lugar”. Según Rojas, “la inteligencia emocional es más importante que la inteligencia normal, mucho más, porque es la capacidad que yo tengo para relacionarme emocionalmente bien con mi entorno”.
¿Por qué es importante la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es una herramienta fundamental en muchos aspectos de la vida: nos ayuda a enfrentarnos a los desafíos, a prevenir conflictos y a fomentar un entorno más respetuoso y colaborativo. Para ello es muy importante fomentar la educación emocional desde una edad temprana, ya que sienta las bases para una gestión emocional efectiva en la vida adulta; y también facilitar esa educación emocional a los adultos.
Este tipo de inteligencia es esencial para evitar reacciones impulsivas y responder adecuadamente a diferentes situaciones. Es lo que entendemos por gestión emocional: la capacidad para manejar nuestras emociones de manera constructiva. Una correcta gestión emocional en adultos no solo mejora el bienestar personal, sino que también contribuye a un ambiente de trabajo más positivo y productivo, en un contexto en el que la presión y el estrés pueden ser elevados.
La inteligencia emocional es, además, un motor que nos permite identificar áreas de mejora y desarrollar estrategias para gestionar el estrés y las emociones negativas. El primer paso para todo ello, y para desarrollar la inteligencia emocional, es el autoconocimiento: desarrollar una comprensión profunda de nuestras propias emociones, fortalezas y debilidades.
Según Marian Rojas, autoconocernos es “comprender nuestra biografía personal”: “Todos nosotros somos una adaptación de lo que ha ido sucediendo en nuestra vida, con nuestra personalidad, y las herramientas que teníamos a nuestro alcance, somos seres adaptados de la mejor o peor manera en nuestra vida con todo aquello que nos ha ido sucediendo”.
Inteligencia emocional en la empresa
La inteligencia emocional es una aptitud que cada vez es más tenida en cuenta por las empresas, ya que es un factor clave para el éxito organizacional. Los empleados con alta inteligencia emocional suelen ser más productivos, tienen mejores habilidades de comunicación asertiva y son más efectivos en la resolución de conflictos. Además, está íntimamente ligada a la capacidad de liderazgo.
Grandes compañías valoran enormemente el pensamiento positivo y las llamadas “competencias transversales” o “habilidades blandas” (soft skills). La comunicación efectiva, la capacidad para trabajar en equipo, la adaptabilidad y flexibilidad, la habilidad para resolver problemas, la capacidad de aprendizaje o el propio liderazgo son competencias ligadas a la inteligencia emocional de la persona y permiten que los empleados aporten más al funcionamiento y los objetivos de la empresa.
La actitud positiva también está estrechamente relacionada con la inteligencia emocional, ya que implica la capacidad de ver el lado positivo de las situaciones y de manejar el estrés de manera constructiva. Una actitud positiva es importante para mantener un ambiente de trabajo saludable y productivo: los empleados con una actitud positiva son más propensos a superar obstáculos, a colaborar con otros y a mantener una moral alta en el equipo.
La comunicación saludable, por su parte, facilita la resolución de conflictos, mejora la colaboración y contribuye a un ambiente de trabajo más armonioso. Es la capacidad de expresar nuestras ideas y emociones de manera clara y respetuosa, así como de escuchar activamente a los demás, y es un componente esencial de la inteligencia emocional en el trabajo.
La creación de un entorno donde las emociones sean reconocidas, valoradas y gestionadas de manera efectiva es lo que conocemos como “integración emocional en el trabajo”. Está ligada al concepto de “trabajo emocional”: el proceso de gestionar sentimientos y expresiones para cumplir con los requisitos emocionales de un trabajo.
Repsol y la inteligencia emocional
Mejora la comunicación, fomenta relaciones laborales saludables, contribuye a reducir los conflictos y aumentar la resiliencia… La inteligencia emocional permite manejar mejor el estrés del día a día en las empresas, pero, además, cultivarla contribuye a crear entornos de trabajo saludables y colaborativos. Así lo entiende Marian Rojas Estapé quien, en 2022, con motivo del Día de la Salud, aceptó la invitación de Repsol para dar una charla sobre la combinación entre liderazgo y bienestar, y sobre el liderazgo inspirador, que busca crear compromiso y confianza en los equipos de trabajo. Rojas puso especial énfasis en la necesidad de cuidar a las personas: escucharlas, acompañarlas y crear un entorno de trabajo positivo y saludable, algo para lo que es fundamental la voluntad personal.
En esta línea, para fomentar el trabajo y la integración emocional, las compañías pueden realizar programas de formación en inteligencia emocional y elaborar políticas que fomenten el bienestar emocional y un liderazgo que modele un comportamiento emocionalmente inteligente. Por ejemplo, en este 2024 Repsol realizó una formación dirigida a sus vendedores y gerentes que tenía como uno de sus objetivos conocer las diferentes dimensiones de la inteligencia emocional y aplicarlas en su trabajo diario.
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