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Todo sobre los residuos orgánicos

Cómo gestionar de manera eficiente los desechos 

Los residuos orgánicos representan una parte significativa de los desechos que se generan en los hogares, las industrias y las actividades agrícolas. Su acumulación en los vertederos o en las incineradoras fomenta la contaminación del suelo, así como la emisión de gases de efecto invernadero. Sin embargo, una gestión eficiente de este material orgánico y su reutilización contribuyen a promover la sostenibilidad del planeta impulsando la economía circular. Descubre qué son, los tipos que hay y cómo convertirlos en recursos valiosos para frenar el cambio climático. 

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 ¿Qué son los residuos orgánicos?

Los residuos orgánicos son desechos biodegradables de origen vegetal o animal que pueden descomponerse en la naturaleza sin demasiada dificultad y transformarse en otro tipo de materia orgánica.

¿Sabías que puedes crear abono orgánico de primera calidad en tu propio hogar? Tan solo necesitas un recipiente, un lugar protegido del sol y los restos orgánicos que se generan en el día a día, como sobras de frutas y verduras, posos de café u hojas secas. Después, solo tienes que dejar que los microorganismos hagan su trabajo y en pocos meses obtendrás un compost oscuro y terroso estupendo para abonar las macetas de tu hogar. 

Durante siglos, los agricultores utilizaron estos restos orgánicos para mantener la fertilidad de sus campos. Esta práctica se basaba en imitar los procesos de la naturaleza de descomposición y reciclaje de la materia orgánica en el suelo, donde los nutrientes se liberan y vuelven a ser absorbidos por las plantas. 

En la actualidad, el impacto climático de nuestra basura tiene más importancia de la que nos imaginamos. El sector de los residuos es uno de los tres principales emisores de metano, con alrededor del 20 % de las emisiones provocadas por el hombre en todo el mundo. Reducir rápida y significativamente la contaminación por metano es una de las oportunidades más importantes que tenemos para frenar el ritmo del calentamiento global en las próximas dos décadas. Afortunadamente, hoy disponemos de soluciones rentables para reducir las emisiones del sector de los residuos, sobre todo de aquellos de origen orgánico, como el consumo responsable o el reciclaje para su tratamiento y transformación en materiales biodegradables. 

Tipos de residuos orgánicos

A la hora de separarlos para su aprovechamiento, existen dos grandes grupos que difieren tanto en características y composición como en su eliminación o transformación. Los más comunes son los que se denominan FORM (Fracción Orgánica de Residuos Municipales), que son los que proceden de alimentos y otros elementos de los hogares y el comercio. 

El segundo grupo se conoce como FV (Fracción Vegetal), que es el que se genera en las zonas verdes y lugares con vegetación, tanto de titularidad pública como privada. A su vez, esta clasificación de los residuos orgánicos se divide en los siguientes tipos: 

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  • Restos de comida: como cáscaras de huevo o frutas, semillas, aceite, huesos, vegetales. También incluyen desperdicios de la preparación de las comidas o de la manipulación y elaboración de alimentos, los restos de comida, alimentos en mal estado y los excedentes alimentarios que no se han comercializado o consumido (separados de su envase). 
  • Residuos vegetales: restos de la poda de plantas (hojas o ramas). Estos residuos requieren una gestión específica por cuestiones de logística de recogida, el tratamiento y la temporalidad en la generación (frecuencia y época). 
  • Restos de materiales y naturaleza: se incluyen el algodón y las prendas de ropa elaborada con este material y con gasa, las ropas confeccionadas con pieles de animales y los restos de animales muertos. 
  • Residuos de papel: papel y cartón, servilletas y toallitas de papel. 

¿Cómo afectan los residuos orgánicos al medioambiente?

Más de la mitad de la población vive en las ciudades, que son responsables ya del 70 % del desperdicio en el mundo y en ellas se consume casi el 80 % de la energía mundial. La mala gestión de los residuos orgánicos impide, por un lado, su aprovechamiento (como en el caso de los combustibles renovables) y, por otro, puede afectar al medio ambiente de diversas maneras:  

  • Generación de gases de efecto invernadero: cuando los residuos orgánicos se acumulan y descomponen en vertederos o en condiciones anaeróbicas producen metano, un gas de efecto invernadero que, debido a su estructura, atrapa más calor en la atmósfera por molécula que el dióxido de carbono. El metano es el responsable de aproximadamente el 30 % del calentamiento global desde la época preindustrial. 

  • Contaminación del agua y del suelo: si los residuos orgánicos no se gestionan adecuadamente, pueden filtrase en las masas de agua, contaminando ríos, lagos y acuíferos subterráneos. Además, su acumulación sin control sobre el suelo perjudica los nutrientes naturales y afectar de forma negativa a la calidad de las tierras de cultivo. 

  • Generación de malos olores y plagas: los residuos orgánicos en descomposición producen olores desagradables que, a su vez, atraen plagas de insectos y de animales como las ratas, los ratones o las aves. Esto puede generar gérmenes en la zona y ser el foco de enfermedades infecciosas. 

  • Pérdida de recursos: los residuos orgánicos contienen nutrientes valiosos que se pueden utilizar como fertilizantes naturales o como base para generar fuentes de energía sostenibles. Si no se aprovechan adecuadamente, se pierde la oportunidad de recuperar y reutilizar estos recursos.
     
  • Impacto en la biodiversidad: la mala gestión de los desechos orgánicos tiene consecuencias negativas para la biodiversidad. Por ejemplo, la contaminación del agua afecta directamente a los ecosistemas acuáticos provocando que diversas especies endémicas se pierdan. 

Oportunidades de los residuos orgánicos

El reciclaje de los residuos orgánicos ofrece una oportunidad excelente para aprovechar estos subproductos y convertirlos en recursos útiles.

Existen dos métodos principales para el tratamiento de los desechos orgánicos: el compostaje y la digestión anaeróbica.

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  • El compostaje es un proceso aeróbico que implica la descomposición de los residuos orgánicos en presencia de oxígeno. Los microorganismos (hongos y bacterias) descomponen la materia orgánica y la transforman en compost, un material rico en nutrientes que se usa como abono orgánico.
  • La digestión anaeróbica, o biometanización, es un proceso según el cual los residuos orgánicos se descomponen en ausencia de oxígeno. Mediante la acción de microorganismos, los residuos se convierten en biogás, una mezcla de metano, CO2 y otros gases. Este gas puede utilizarse para generar calor y energía eléctrica. La transformación de residuos en gases de baja huella de carbono reduce el volumen de basura depositada en los vertederos, lo que genera un impacto positivo en el medioambiente, que es parte del proceso de la economía circular y tiene un papel esencial en la descarbonización.